A Perpetual Season traza un recorrido fotográfico por una ciudad de ensueño, dejando entrever una red de espacios que se erigen en testigos mudos de un orden olvidado. Recurrentes formas de hormigón y seres humanos desconcertados pautan el recorrido con un tono vagamente elegiaco que invoca una Arcadia invertida iluminada por las esperanzas y visiones de un tiempo pasado. Este es el marco para una serie de encuentros inquietantes que actúan como crípticos síntomas de una presencia ominosa: una escalera invertida, una puerta inalcanzable, gente congelada en posturas precarias, conversaciones interrumpidas.Esta “estación perpetua” alude a un espacio pictórico autónomo y el enfoque naturalista incrustado en una práctica fotográfica como esta es un ardid para la construcción de un mundo que, en última instancia, contradice su propia familiaridad. Los ecos formales y temáticos que aparecen a lo largo de la secuencia se pueden percibir como líneas transversales dibujadas en un caos aparente, conectando edificios en desuso con transeúntes pasmados, zonas verdes en decadencia con enigmáticos pasillos. Aparentemente cada uno tiene su doble o aparece reencarnado, y por tanto se condensan en esta peculiar visión de la luz y el espacio, como la sección transversal de un ciclo global recurrente