"Esta serie fotográfica combina imágenes de cuatro fuentes dispares: la escultura neoclásica, los paisajes del oeste de Irlanda, las imágenes encontradas y el entorno del estudio. Los procesos son rápidos y juguetones, utilizando técnicas simples de collage para sorprender a las imágenes en una nueva y permeable serie de conexiones.

Hay un intento de colapsar los binarios y las convenciones sugeridas por las imágenes de origen, para revelar las construcciones representacionales y culturales en juego. Pero también hay motivos recurrentes a lo largo de la serie, que sugieren la imposición de una alternativa, aunque fuera obscura, de continuidad o significado.

La obra toma su título del cuento de Nabokov El pasajero. En la historia se construye una trama aparentemente dramática y luego se expone como una serie de detalles desconectados, confundidos brevemente en la imaginación. En estas impresiones, el dispositivo de presentación y desmontaje de los objetos de la narrativa se utiliza para probar cómo se lee una imagen, dejando al espectador, en la frase de Nabokov, «notar y acariciar detalles»."