A veces fumar en el interior era muy normal, cafés, empresas y otros espacios comerciales atendían la enorme necesidad de sacar cigarrillos con su propio estilo. Produciendo ceniceros de bricolaje, como regalo quizás para empleados, clientes o simplemente con fines decorativos. Sin embargo, en su orgullo, parecían haber pasado por alto una característica específica: el retrato de su querida empresa, bar u organización está en el fondo del cenicero y es constantemente acosado por colillas de cigarrillos quemadas: un extraño tipo de homenaje. ASHTRAY HOORAY muestra y celebra una amplia descripción de estos ceniceros vernáculos basados ​​en fotografías.